Largos paseos por Madrid: Latina, Huertas, Conde Duque y Noviciado. Unas cervezas en el Dos de Mayo. Las exposiciones de Patinir (Prado) y Van Gogh (Von Titen). El edificio de Moneo para la ampliación del Prado. Los Jerónimos. Unos barros de negra en Santa Bárbara.
Dos libros: 1) “La Gran Guerra por la Civilización”, de Robert Fisk. Un ladrillo de 1500 páginas, pero imprescindible para darse cuenta de que en la historia de Oriente Medio no hay buenos y malos. Sólo malos y víctimas de los malos. 2) “El Mundo de Ayer. Memorias de un europeo”, de Stefan Zweig. De cómo Europa se lanzó alegremente a su autodestrucción por un quítame allá esas banderas. De cómo un escritor de éxito se queda sin patria, inconsciente de pertenecer a una etnia maldita, por aborrecer de los patriotas de cartón-piedra, los pirómanos de libros. Unos vinos en La Parrala (C/ Humilladero).
Un par de películas veraniegas: 1) Planet Terror (Robert Rodríguez). Una sobredosis de vísceras que libera adrenalina y carcajadas. Impagable Rose McGowan en su papel de Lupita PataPalo. 2) El Ultimatum Bourne. Absurda, pero entretenida. Sale un Madrid muy raro en el que llamas al 112 y te contesta enseguida una “operadora” que envía rápidamente a la policía (es una fantasía, claro). Unas cañas en el Tomates Verdes Fritos (C/ Sta. Isabel).
Muchas pelis bajadas con el burrito. Cosas en torno a Jack el Destripador. Varias versiones de Drácula/Nosferatu. Casi todo lo de Deepa Mehta. Bollywood. Pollo Tika Masala y unas Cobra, unas Kingfisher en las terrazas de los innumerables restaurantes indios de Lavapiés (un descubrimiento, exotismo a su alcance, señoras y caballeros).
Compras en la Fnac: Todo Twin Peaks. El agente especial Cooper y las tartas de cerezas, Laura Palmer y el enano y la Dama del Leño. Unas tapas de diseño –bien regadas- en la plaza de Chamberí, con unos amigos que volvían de Perú.
Un fin de semana en Dublín, alojados en el mismísimo Trinity College. Libros medievales, protestantes y catolicos. Lluvia y Guinness. Una excursión a Fuentidueña del Tajo, para ver la atávica procesión nocturna de la Virgen de la Alarilla, en barca por el río. Mahous y tortilla de patata.
Mucho, mucho trabajo. Mucho café.