Itinerario: Madrid – Bruselas (1 noche) - Florencia (4 noches) – Arezzo (1 noche) – Cortona – Gubbio – Asís (1 noche) – Castiglione del Lago – Pienza – Siena (3 noches, con escapada a Roma) – Monteriggioni – Volterra – Pisa (1 noche) – Lucca (1 noche) – Bolonia – Rávena (2 noches) – Bolonia – Bruselas – Madrid.
Los hoteles: Escogidos –con mayor o menor fortuna- en el centro histórico de cada ciudad o muy próximos al mismo. Una habitación sin vistas, cutre y cara en Florencia (Le Due Fontane), aunque en un lugar privilegiado. Provinciano, un poco surrealista en Arezzo (Continentale). Espartano más que franciscano en Asís (Il Viaggiatore). Lujo y confort con vistas gloriosas de la ciudad en Siena (Il Giardino, muy muy recomendable y nada caro). En Pisa, el hotel Leonardo ocupa un edificio que albergó en algún tiempo el taller del de Vinci. Salvo eso y la simpatía de la chica de Recepción, mejor olvidarlo. No así en Lucca (Albergo San Martino), hotelito familiar, limpio, cómodo y bien ubicado. Pero los habituales tópicos sobre los horribles hoteles italianos terminan cayendo del todo en Rávena. La residencia La Reunión es un apartotel a tutiplén, donde puedes además tener el inmenso placer de ocupar las suites “Narsés” o “Belisario”. Si pillas la “Teodora”, ya ni te cuento...
El coche alquilado. Con Avis. Alfonso se encarga de la reserva y elige a lo grande. Un Ford Focus SW Tdi. Muy chulo y potente, pero poco operativo para meterte por esas calles medievales. Los empleados de Avis (We try harder, dicen...) pasan de darnos cualquier pequeña explicación, nos los dejan tal cual y allá te apañes. Yo me pongo histérico porque el asiento está totalmente echado para adelante y no consigo espacio para mis piernas (recuerdo que mido 1,95 m). Luego, con más tranquilidad, paramos en una gasolinera y descubro el resorte que desplaza el asiento. Brrrr!!!!.
Conducir por Italia: Toda una experiencia, si te gustan las emociones fuertes. Autovías sin arcén, sin apenas carril de incorporación, carreteras secundarias de la época de Julio César, proliferación de infinitas señales complicadísimas que contribuyen a la desorientación del turista despistado. Conductores suicidas. Motocarros. Cinquecenti. Motos. Bicis. Viejas cruzando la calle por cualquier sitio. Uf.
Los hoteles: Escogidos –con mayor o menor fortuna- en el centro histórico de cada ciudad o muy próximos al mismo. Una habitación sin vistas, cutre y cara en Florencia (Le Due Fontane), aunque en un lugar privilegiado. Provinciano, un poco surrealista en Arezzo (Continentale). Espartano más que franciscano en Asís (Il Viaggiatore). Lujo y confort con vistas gloriosas de la ciudad en Siena (Il Giardino, muy muy recomendable y nada caro). En Pisa, el hotel Leonardo ocupa un edificio que albergó en algún tiempo el taller del de Vinci. Salvo eso y la simpatía de la chica de Recepción, mejor olvidarlo. No así en Lucca (Albergo San Martino), hotelito familiar, limpio, cómodo y bien ubicado. Pero los habituales tópicos sobre los horribles hoteles italianos terminan cayendo del todo en Rávena. La residencia La Reunión es un apartotel a tutiplén, donde puedes además tener el inmenso placer de ocupar las suites “Narsés” o “Belisario”. Si pillas la “Teodora”, ya ni te cuento...
El coche alquilado. Con Avis. Alfonso se encarga de la reserva y elige a lo grande. Un Ford Focus SW Tdi. Muy chulo y potente, pero poco operativo para meterte por esas calles medievales. Los empleados de Avis (We try harder, dicen...) pasan de darnos cualquier pequeña explicación, nos los dejan tal cual y allá te apañes. Yo me pongo histérico porque el asiento está totalmente echado para adelante y no consigo espacio para mis piernas (recuerdo que mido 1,95 m). Luego, con más tranquilidad, paramos en una gasolinera y descubro el resorte que desplaza el asiento. Brrrr!!!!.
Conducir por Italia: Toda una experiencia, si te gustan las emociones fuertes. Autovías sin arcén, sin apenas carril de incorporación, carreteras secundarias de la época de Julio César, proliferación de infinitas señales complicadísimas que contribuyen a la desorientación del turista despistado. Conductores suicidas. Motocarros. Cinquecenti. Motos. Bicis. Viejas cruzando la calle por cualquier sitio. Uf.
8 comentarios:
Bell'Italia...
no creo que nadie pueda tener más envidia que yo en este momento... Mi país adorado...
Lo que no te perdono es que capes así el Soave sia il vento...
en fin, que quiero crónica, fotos y vídeos YAAAAAAA
eso y un beso.
aún no lo he leido, pero ya puedo decir: p***envidiacochina mecorroe lasentrañas
Capado dices, Vulcano? Yo lo oigo bien -todo lo bien que se puede escuchar un mp3 cutre bajado y subido no sé cuantas veces. Pronto habrá más cosas...
¡Qué mala es la envidia, señorito jm! Y mira que tu tampoco te has quedado corto de viaje este año...
¡la crónica! ¡queremos la crónica! ¡y las fotos de los chicos Martini!.
¿Otro viajecito...? De Italia me quedo con la comida y los monumentos, que no es poco. Espero más entregas.
Saludos.
qué bien te lo montas. ahora Italia. no diré yo nada sobre la envidia...
1'95¡? qué altos sois todos...
un abrazo.
Un motivo más para visitar Europa.
qué harto quedé de iglesias cuando estuve por ahí, espero que no quisieras verlas todas, porque parece que son incontenibles al hacerlas.
un abrazo
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