27 abril 2006

Vendetta, mentiras (y cintas de vídeo).




El pasado fin de semana estuve en el cine, viendo "V de Vendetta". Me gustó, me siguen gustando los tebeos ("comics", "novelas gráficas" o como quiera que se quieran llamar), y ésta es una razonable adaptación de un buen tebeo. Natalie Portman está estupenda con su pelo rapao, uno de los "buenos" es un gay encubierto (interpretado por Stephen Fry, el de "Los amigos de Peter") y hasta se cuenta en flashbacks una bonita y triste historia de amor lésbico en tiempos difíciles. A grandes rasgos, la película cuenta el proceso mediante el cual Inglaterrra ha llegado a ser un estado fascista en un futuro no muy lejano, y la lucha revolucionaria de un superhéroe un poquito terrorista para devolver la libertad al pueblo británico.


Cuando volví a casa estuve rebuscando en internet para saber más sobre el tebeo original y su autor. De página en página, recalé en escolar.net y acabé leyendo ésto.


Me quedé de piedra. Es tal la deformación mental de nuestros neoliberales, que son capaces de afirmar tranquilamente cosas como "Se trata de una película realmente liberal y antiestatista que además recordará ligeramente a los espectadores españoles su presente político. No sólo porque el líder fascista tenga un parecido más que razonable a Rubalcaba, sino porque la trama de la película gira en torno a unos misteriosos atentados terroristas, atribuidos de manera oficial a unos confesos "fundamentalistas religiosos", que permitieron inesperadamente a Sutler ganar las elecciones. Sin embargo, como ya hemos dicho, la película no está exenta de errores; la mayoría, por desviarse innecesariamente de la novela gráfica original. El primero es el impresionante progreso económico que experimenta Inglaterra a pesar del yugo de su Estado fascista. Por el escenario desfilan políticos trajeados, pantallas de plasma o ejércitos con un equipaje modernísimo. El problema es que todo esto es irreal: el socialismo no funciona (tampoco el socialismo fascista), ya que no permite practicar el cálculo económico y asignar adecuadamente los recursos. En el cómic, al estar escrito hace 20 años, este error es mucho menos perceptible.

¡Oh, my God, si Lord Keynes levantara la cabeza! De manera que en Suecia (70 años de gobiernos socialistas con escasas interrupciones, estado de bienestar por excelencia) no hay seguramente "pantallas de plasma", mientras que en la Argentina de la Junta Militar (cuya política económica estaba dirigida por los "Chicago Boys" neoliberales, discípulos del señor Friedman) ataban los perros con longaniza.


Esta gente confunde el culo con las témporas. D. José Calvo-Sotelo tuvo que ser un peligroso socialista por nacionalizar la industria del petróleo (Campsa) en tiempos del general Primo de Rivera, mientras que Pinochet ha sido y es un perfecto liberal antiestatista al defender en todo momento –incluso en los momentos más heavys de su dictadura- la economía de mercado y que se jodan los pobres.


Pues no. Se puede ser demócrata y liberal y defender la intervención –cuando haga falta y en su justa medida- del Estado en la economía. Y se puede ser un perfecto fascista –o un perfecto maoista, si ustedes quieren- y propiciar la desregulación de mercados, el trabajo-basura para todos y la desprotección social de los menos favorecidos.


Eso si, John Hurt sale clavaíto a Rubalcaba, a pesar que de a mi me sigue recordando su Calígula de "Yo, Claudio".

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