Sábado 29/04/06. La azafata de Iberia, en un extravagante exceso de corrección política dice que "pronto aterrizaremos en el aeropuerto de Ciudad de México" y exhala la equis exhaustivamente: Méksiko. Ciudad de México, México DF, Méjico. La azteca Tenochtitlán. Una monstruosa conurbación de 26 millones de habitantes. Llegamos al hotel Meliá Reforma (superlujo neobarrroco). Paseo hasta el Angel y la Zona Rosa, que se ha convertido en un barrio gay bastante modernito. Calle Amberes (Anvers, Antwerpen). Cena en un Vips, que aquí sirve auténtica comida mejicana. Cerveza Bohemia. Y a mimir, que estamos rotos de cansancio.
Domingo 30/04/06. Desayuno en un Sanborns junto al hotel. Visita a Chapultepec. Bonito parque e interesante Museo de Historia instalado en el "castillo", edificado para los últimos virreyes españoles y que fue luego residencia del emperador Maximiliano y del presidente Porfirio Díaz. Museo Nacional de Antropología (impresionante edificio y colecciones de arte precolombino). Metro hasta el centro histórico. Comemos (bien pero un poco caro) en el Café de Tacuba, que es o era también el nombre de un grupo de rock mejicano. Cerveza Negra Modelo. Alfonso pierde las gafas. Paseo por el Zócalo, Catedral, Palacio Nacional (murales de Diego Rivera: Los españoles somos monstruos deformes torturadores de indios, los guapísimos indios se dedican exclusivamente a cultivar maíz y a preparar bonitos arreglos florales). Vemos también, en el escaparate de una tienda, la legítima y original muñeca Frida Kahlo, el regalo ideal para tus amigas lesbianas. Vuelta al hotel. Siesta. Se pone a llover y no para. Cena en la calle Amberes, calados como sopas y vuelta al hotel en taxi.
Lunes 01/05/06. Aquí también es la Fiesta del Trabajo. Están muy alborotados por lo de la protesta que han organizado hoy en Estados Unidos los emigrantes hispanos (mejicanos en su gran mayoría). La demografía manda y hasta a los EE.UU. se les cuelan los payoponis por todas partes. El verdadero efecto llamada es la pobreza de algunas sociedades y la sobreabundancia de otras, al otro lado de la valla. Taxi a la Central de Autobuses y cinco horas de viaje hasta Querétaro en un cómodo autocar de ETN. Hotel Quinta Santiago, en el centro de la ciudad, bien de precio y en un bonito edificio colonial. Recomendable. Querétaro es una agradable ciudad de unos 250.000 habitantes, con un centro histórico de la época colonial muy bien cuidado. Fue uno de los focos de la insurrección que llevó (1810-1821) a la independencia de México. Comida en restaurante 1810, en la plaza de Armas. Varias cervezas Sol. Empacho. Visitamos varios puntos de interés cultural y la casa de la Zacatecana, con curiosa y tétrica leyenda.
Martes 02/05/06. Museo de arte, imprescindible por ver el patio barroco y una sala de pintura mejicana (s.XIX) en torno al delicado tema del efebo en reposo. Hemos pedido un taxi para la estación de autobuses y no acaba de llegar. Para que no perdamos nuestro bus, el director del hotel nos monta en su coche particular y nos lleva a la estación. A ver de cuando te van a hacer eso en España. Viaje en Primera Plus hasta Guanajuato. Al llegar descubrimos que el hotel que hemos reservado (Quinta las Alondras) será de mucho lujo, mucha estrella y muchos mármoles, pero está en la quinta puñeta. Eso si, junto a la estación de autobuses. Taxi al centro. Se pone a llover (a mares). Nos refugiamos a comer en un café de la plaza central, frente al Teatro Juárez y a la iglesia de San Diego de Alcalá (mi amigo Diego toca una musiquita con el arpa, allá en su nube). Cerveza Pacífico. Recorrido por la ciudad y subimos en funicular hasta el monumento al Pipila –gran vista panorámica. Cena ligera y tequila.
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