La experiencia de estos cinco años confirma que la visión del mundo de Bush y el fundamentalismo religioso se necesitan. No sólo porque ciertas formas de fundamentalismo cristiano alimentan el discurso del presidente, por ejemplo, en el rechazo a ciertas dimensiones de la explicación científica del mundo, sino también porque es en el forcejeo con el fundamentalismo islamista que Bush ha construido su discurso y sus mayorías. Se equivocan, por tanto, una vez más, aquellos sectores de izquierda que, por antiamericanismo -que es el último estadio del viejo discurso anticapitalista-, en la confrontación entre Bush y sus enemigos, muestran comprensión o simpatía por grupos como, por ejemplo, Hezbolá. La línea divisoria está en otra parte. La línea divisoria que separa la sociedad cerrada de la socidedad abierta pasa entre los que creen en unas comunidades orgánicas articuladas en torno a la tríada familia-patria-Dios y los que creen que la convivencia en libertad se basa sobre la autonomía del individuo. Y en esta división, Bush y Hezbolá están del mismo lado.
Josep Ramoneda, El País, domingo 17 de septiembre 2006
Josep Ramoneda, El País, domingo 17 de septiembre 2006
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