13 julio 2010

Soy guiri.

Yo creía que era español.

Nací y crecí en Madrid y me eduqué en castellano, tengo dificultades para conversar en cualquier otro idioma. Me gustan Velázquez y Picasso, la tortilla de patatas y el gazpacho, Jorge Manrique y el romancero -pero también Goytisolo o Mendoza-, el suave Mediterráneo y las borrascosas costas del Cantábrico, las llanuras de Castilla y todo lo que riega el Guadalquivir. Tributo a la hacienda pública del Reino de España, voto periódicamente como un ciudadano más y mi pasaporte dice que tengo la nacionalidad española.

Falso.

Yo soy guiri.

El mundial de fútbol me ha quitado la venda de los ojos.

Vaya por delante mi alegría por el triunfo de la Selección. Se merecen lo mejor, son guapos y simpáticos, Iker es un cielo, Del Bosque me cae fenomenal. Enhorabuena para todos ellos.

Pero así y con todo, no me gusta el fútbol. No siento ninguna emoción cuando marcan o dejan de marcar, me aburre soberanamente y siento total indiferencia si el equipo de la Confederación Helvética nos cuela un gol. Tampoco me gustan las multitudes de ningún color ondeando banderas. Es algo genético: Veo una multitud con banderas y echo a correr. Desde siempre.

Y ayer, cuando paseaba por Lavapiés -pensabamos cenar en un indio de la zona-, un gracioso magrebí, portador de la enseña patria y enfundado en camiseta carmesí, me intentó explicar en inglés lo contentísimo que estaba porque España era the champion of the world.

Ahí me di cuenta. Soy un guiri.

2 comentarios:

jm dijo...

ay, pobriño, me acordaba de ti mientras veía la tele.
Pero debes reconocer que tus (casi?) dos metros y tus rubios cabellos no te hacen ser, precisamente, un prototipo físico de español. Supongo que de ahí viene la confusión del converso magrebí.

Argo dijo...

Curioso, mi Carlos se empeñó estas vacaciones en ir a ver la procesión del Carmen, muy marinero todo, divertido incluso dentro de los barcos, aunque a mi, aquello de salir con la Virgen al mar, me sonaba un poco a chino; él es algo más santero y aún así decía que le emocionaba ver la devoción de la gente por la Virgen. Pues algo así me pasa a mi con la victoria en el mundial, que me emocionaba ver a toda esa gente, por una vez, hacer algo conjunto, sentirse parte de algo, y sobre todo, olvidar momentaneamente la crisis. Me alegro de leerte.