26 abril 2007

Kenia - Diario de viaje (V)

5 de abril. Interminable trayecto en furgoneta desde Nakuru hasta la reserva de Masai Mara, al sur del país, ya en la frontera con Tanzania. Por el camino hacemos una parada en el lago de Naivasha: Paseo en canoa por el lago para ver hipopótamos, pelícanos y otros bichos. Hace un día precioso y el paisaje es una maravilla, pero bajo mis gafas de sol se mezclan el Relec con la crema solar (factor 30) y me pongo a lagrimear como loco, así que disparo la cámara una y otra vez sin ver bien lo que hago. Milagrito que haya salido algo como la foto de arriba. Seguimos camino por carreteras lamentables (cuando existen, porque muchas veces son sólo sendas de tierra mal definidas) hasta Narok, un feo poblachón que parece ser el centro comercial de la zona. Nuestro guía afirma que allí hay mucho dinero, pero la verdad es que no se ve por ninguna parte. Allí empieza la pista llena de baches que lleva a Masai Mara. Las furgonetas están equipadas con amortiguadores especiales a prueba de socavones y brincan alegremente. De vez en cuando mi cabeza choca contra el techo y a esas alturas tengo el trasero cuadriculado. Al llegar al hotel, comemos rapidito y salimos enseguida a ver más animales: Leones, elefantes, hienas, avestruces, bambis de todas clases... Cena, cervezas, Malarone. Las habitaciones del hotel son muy chulas: Como en el caso de Samburu, están distribuidas a lo largo de un gran jardín tropical en medio de la selva, pero en este caso no se trata de bungalows, sino de grandes tiendas de campaña instaladas bajo una techumbre de construcción y con un cuarto de baño adjunto también de ladrillo. La decoración es austera pero de buen gusto y la cama, enorme y muy cómoda.


2 comentarios:

El Castor dijo...

Habla tb sobre los nativos, un poco de antropología.
Saludos.

senses and nonsenses dijo...

qué hotelito más mono ...en medio de la jungla, qué miedo!

un abrazo.