09 diciembre 2005

Todos los días se aprende algo nuevo.


Día de la Inmaculada de excursión en Atienza (Guadalajara), con Eduardo, Aurora y Pilar. De camino, paramos a tomar café en Hita, de donde era el Arcipreste famoso. Llegamos a Atienza sobre la una de la tarde, compramos pan de pueblo y visitamos una de las tres curiosas iglesias románicas convertidas recientemente en museos: San Gil. Junto a cada pieza (algunas de indudable valor), divertidas etiquetas explicativas: una talla de madera es identificada escuetamente como "Santa". Otra talla representa a "Dios Padre y Dios Hijo. Falta Dios Espíritu Santo". Agradable comida en el restaurante El Mirador.
Luego, paseo con viento helado alrededor de las murallas y otra iglesia-museo: la Trinidad. Allí destacan un conseguido y original Ecce Homo (el Cristo del Perdón) y un imponente retablo con pinturas del barroco. El folleto que nos han dado a la entrada detalla el tema de cada pintura: Los de la parte superior del retablo representan a Cristo y la Samaritana, Cristo y la mujer adúltera, Cristo y la Magdalena y... ¡Cristo y la Hemorroísa! En nuestra ignorancia, nos preguntamos quien coño era la Hemorroísa. Eduardo, ni corto ni perezoso, acude a la encargada del museo: "Perdone, ¿podría decirnos quién era la Hemorroídes?". Ataque de risa histérica que nos impide escuchar la explicación. Pues la Hemorroísa existía y ésta era su curiosa historia.

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