27 abril 2005

La pluma de Ratzi.


Leo estos días en periódicos y blogs las barrabasadas pronunciadas por algunos políticos y religiosos en torno a la reforma legal del matrimonio civil que permite las uniones homosexuales. Nada que me sorprenda, es la misma caca de siempre: posturas retrógradas basadas en prejuicios tontos que se fundamentan en la más completa ignorancia de lo que es la sexualidad.

Lo que me viene entonces a la cabeza y querría comentar aquí es la situación –patética o ridícula o las dos cosas- de muchos maricas de derechas. Porque un homosexual o bisexual de derechas es un marica, NUNCA un "gay". La palabra gay (alegre, vistoso) contiene un mensaje implicito de rebeldía y reivindicación, de orgullo en el sentido de "aquí estoy yo, tan bueno, tan valioso como el más macho de los héteros".

Pero ¿cómo se siente un marica católico que vota al PP cuando oye cosas como las que se oyen estos días?. Y hay muchísimos, muchos más de lo que se cree, porque muchos están casados y son padres de familia y van a misa de doce los domingos con su mujer y con sus hijos.

Siempre se ha dicho que no hay cosa más tonta que un obrero de derechas, y parecida sentencia podría aquí aplicarse. Pero es que hay mucha masoca suelta.

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