Dentro de una semana se celebran las elecciones presidenciales en los EE.UU. y es muy probable que George W. Bush prorrogue cuatro años más su nefasta presidencia. ¿Cómo lo ha conseguido?
La extrema derecha corporativo-religiosa que domina el panorama gringo desde hace un tiiempo ha utilizado técnicas que se remontan a la Alemania nazi. El doctor Goebbels decía que "una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad". Y los neocons han aplicado con éxito esta fórmula. Desde los años ochenta, las grandes corporaciones implicadas en lo que el presidente Eisenhower llamó "el complejo industrial-militar" han venido adquiriendo los principales medios de comunicación de masas, fundamentalmente las grandes cadenas de televisión y de radio. Entonces se inventan mil conspiraciones y se convence a la gente de que un malvado enemigo (Sadam Hussein hace dos años, los bolcheviques, los judíos en la década de 1930) amenaza su seguridad. Cualquier opinion disidente es silenciada o –peor aún- ridiculizada. Cualquier oposición política es descalificada y acusada de cooperación con el enemigo. Cualquier evidencia de que las cosas no son como ellos dicen se atribuye a una confabulación del enemigo. Se exaltan símbolos –la cruz y la bandera- que apelan a los sentimientos primarios de la gente sencilla. Y una vez que tienen a una buena parte de la opinión pública metida en el bote, aplican un programa radical. Dios bendiga a América.
En España, los gobiernos del PP intentaron algo parecido. Durante su primera legislatura en el poder (1996-2000), Aznar y los suyos parecen moderados, no tienen mayoría absoluta en el Congreso y necesitan dar una imagen más centrada. Pero aprovechan para ocupar los consejos de administración de las grandes empresas públicas privatizadas, estimulan un archipiélago de medios de comunicación afines e intentan acorralar a los pocos medios que no controlan. Una vez conseguida la mayoría absoluta en 2000, caen las máscaras. Entonces tenemos enemigos internos (progresistas trasnochados, nacionalistas periféricos = ETA) y externos (los moros, los gabachos, Osama y Sadam). Ninguna crítica es válida si procede de una oposición previamente descalificada como "social-comunista", "separatista" o directamente "terrorista". Y cuando la realidad consigue asomar su feo rostro en los telediarios –Huelga General, Prestige, Yakovlev-, se niega toda evidencia con un "nosotros no hemos sido, ésto no está pasando". Así hasta el 11-M. Desgraciadamente para el PP –y afortunadamente para todos los demás-, los españoles somos unos descreídos. Tendemos genéticamente a desconfiar del Poder y en los momentos de crisis no buscamos un líder porque todos y cada uno de nosotros llevamos un líder dentro.
3 comentarios:
Jaja, el otro día me encantó una entrevista a Perez Reverte y decía que un héroe español es dignidad + cabreo y me pareció acertadísimo.
((Estoy viendo en TVE el programa de Julia Otero a Felipe Gonzalez y a Jordi Pujol, por fin dignidad sin cabreo))
Por qué atufa más el PP en el poder que el PSOE? Se les perdona más a unos que a otros, percibo.
Buen post! me gustaria visites mi web donde no trato de politica pero tengo varios juegos de estrategia que pueden serte de interes :)
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